España arrastra una culpa histórica desde 1975 como potencia administradora, siendo responsable de la situación del Sahara Occidental, el último país sin descolonizar de África y el único sin ejercer su derecho de autodeterminación a pesar de la multitud de Resoluciones de Naciones Unidas que se lo reconocen. Desde la famosa Marcha Verde de Hassan II y la firma de los Acuerdos Tripartitos de Madrid por los que España abandonaba a su suerte a los saharauis, éste conflicto no había estado tan de actualidad como ahora con Aminatu Haidar.
Y si la agonía de Franco pudiere explicar la imperdonable actuación de nuestro gobierno entonces, nada justifica hoy que posibilitemos o contribuyamos a perpetuar una situación vergonzosa de violación sistemática de los derechos humanos, tanto los individuales y personales como los colectivos del pueblo saharaui, condenado a padecer la opresión marroquí en los territorios ocupados, a deambular por los inhóspitos territorios liberados o a padecer unas condiciones inhumanas en los campamentos de refugiados en Tinduf (Argelia). ¡Qué importante es para la causa saharaui la valentía y firme voluntad de hacerse respetar de Aminatu Haidar! Con su huelga de hambre --poniendo en riesgo su vida-- ha conseguido llevar esta causa a las portadas de todos los medios de comunicación y a las conciencias de toda la ciudadanía. Una mujer ha conseguido darle más visibilidad al problema del Sahara Occidental que muchas décadas de trabajo callado y abnegado de miles de solidarios con esta causa.
Por todo ello, gracias, Haidar. Quienes la visitaron en Lanzarote (entre ellos una delegación aragonesa de CHA, IU y la asociación Um Draiga) atestiguan la entereza, claridad mental e inquebrantable voluntad de esta mujer. Nacida en 1967 en El Aaiún, desde principios de los ochenta se unió a la resistencia pacífica contra la ocupación marroquí, y en 1987 decidió --junto a otros activistas-- organizar una manifestación pacífica con motivo de la llegada de la comisión técnica de la ONU, para denunciar la grave situación de los derechos humanos en las zonas ocupadas. 600 saharauis fueron detenidos, de los que 70 --entre ellos Haidar-- pasaron a formar parte de las listas de desaparecidos. Detenida y recluida sin cargos en centros secretos durante 4 años, sufriendo torturas y abusos, fue puesta en libertad en 1991. Fue nuevamente detenida en 2005 por la participación en actividades de protesta, llevando a cabo una huelga de hambre. Tras 7 meses de prisión firme fue liberada.
En 2006 recibió el premio Juan María Bandrés de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado y visitó el Parlamento Europeo solicitando a los grupos la intervención ante las autoridades marroquíes para exigir los derechos humanos en su país. En 2007 recibió el premio Silver Rose Award (alianza internacional de ONGs) y en 2008 el Robert F. Kennedy (fundación Demócrata que llegó a denominarla la Gandhi saharaui). Fue nominada por el Parlamento Europeo para el premio de derechos humanos Andrei Sakharov y candidata al Nobel de la Paz. Tras la detención de siete activistas saharauis en septiembre pasado, y tras el indigno discurso de Mohamed VI, en noviembre fue expulsada desde el aeropuerto de El Aaiún --sin pasaporte-- por las autoridades marroquíes, y recibida indebidamente por España en el de Lanzarote. Y a partir de eso sucedió todo lo que ya todos conocemos. Y es que no era una madre concienciada cualquiera que pasaba por allí, era Haidar. Confiemos en que su acción suponga un antes y un después. Que no caiga en el olvido y que la opinión pública y la ciudadanía sepamos estar a la altura de lo que exigen los tiempos. Ninguna razón de Estado puede servir para aceptar la violación sistemática de los derechos humanos ni personales ni colectivos.
*Diputado de CHA en las Cortes de Aragón y miembro de la Permanente de los Intergrupos Parlamentarios Paz y Libertad para el Pueblo Saharaui
Y si la agonía de Franco pudiere explicar la imperdonable actuación de nuestro gobierno entonces, nada justifica hoy que posibilitemos o contribuyamos a perpetuar una situación vergonzosa de violación sistemática de los derechos humanos, tanto los individuales y personales como los colectivos del pueblo saharaui, condenado a padecer la opresión marroquí en los territorios ocupados, a deambular por los inhóspitos territorios liberados o a padecer unas condiciones inhumanas en los campamentos de refugiados en Tinduf (Argelia). ¡Qué importante es para la causa saharaui la valentía y firme voluntad de hacerse respetar de Aminatu Haidar! Con su huelga de hambre --poniendo en riesgo su vida-- ha conseguido llevar esta causa a las portadas de todos los medios de comunicación y a las conciencias de toda la ciudadanía. Una mujer ha conseguido darle más visibilidad al problema del Sahara Occidental que muchas décadas de trabajo callado y abnegado de miles de solidarios con esta causa.
Por todo ello, gracias, Haidar. Quienes la visitaron en Lanzarote (entre ellos una delegación aragonesa de CHA, IU y la asociación Um Draiga) atestiguan la entereza, claridad mental e inquebrantable voluntad de esta mujer. Nacida en 1967 en El Aaiún, desde principios de los ochenta se unió a la resistencia pacífica contra la ocupación marroquí, y en 1987 decidió --junto a otros activistas-- organizar una manifestación pacífica con motivo de la llegada de la comisión técnica de la ONU, para denunciar la grave situación de los derechos humanos en las zonas ocupadas. 600 saharauis fueron detenidos, de los que 70 --entre ellos Haidar-- pasaron a formar parte de las listas de desaparecidos. Detenida y recluida sin cargos en centros secretos durante 4 años, sufriendo torturas y abusos, fue puesta en libertad en 1991. Fue nuevamente detenida en 2005 por la participación en actividades de protesta, llevando a cabo una huelga de hambre. Tras 7 meses de prisión firme fue liberada.
En 2006 recibió el premio Juan María Bandrés de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado y visitó el Parlamento Europeo solicitando a los grupos la intervención ante las autoridades marroquíes para exigir los derechos humanos en su país. En 2007 recibió el premio Silver Rose Award (alianza internacional de ONGs) y en 2008 el Robert F. Kennedy (fundación Demócrata que llegó a denominarla la Gandhi saharaui). Fue nominada por el Parlamento Europeo para el premio de derechos humanos Andrei Sakharov y candidata al Nobel de la Paz. Tras la detención de siete activistas saharauis en septiembre pasado, y tras el indigno discurso de Mohamed VI, en noviembre fue expulsada desde el aeropuerto de El Aaiún --sin pasaporte-- por las autoridades marroquíes, y recibida indebidamente por España en el de Lanzarote. Y a partir de eso sucedió todo lo que ya todos conocemos. Y es que no era una madre concienciada cualquiera que pasaba por allí, era Haidar. Confiemos en que su acción suponga un antes y un después. Que no caiga en el olvido y que la opinión pública y la ciudadanía sepamos estar a la altura de lo que exigen los tiempos. Ninguna razón de Estado puede servir para aceptar la violación sistemática de los derechos humanos ni personales ni colectivos.
*Diputado de CHA en las Cortes de Aragón y miembro de la Permanente de los Intergrupos Parlamentarios Paz y Libertad para el Pueblo Saharaui
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