Heridos en las manifestaciones para celebrar el regreso de Aminetu Haidar no se atreven a ir al médico por temor a ser detenidos en el hospital
EL PAIS. TOMÁS BÁRBULO Enviado especial - El Aaiún - 21/12/2009 A Maalainin Busofa la policía marroquí le rompió la nariz durante la represión de las manifestaciones que se celebraron en El Aaiún el jueves para recibir a Aminetu Haidar. Cuando pidió a los doctores del hospital un certificado de sus lesiones, ellos le advirtieron de que tenían órdenes de avisar a los agentes para que interrogaran allí mismo a quienes pidieran el documento. El certificado médico es imprescindible para presentar una denuncia: sin interrogatorio no habría certificado, y sin certificado no habría denuncia. Busofa renunció y se fue a casa.
El número de saharauis heridos aquella noche supera la veintena, según un balance provisional realizado por varias organizaciones de derechos humanos. La mayoría son mujeres y adolescentes, que sufren traumatismos, fracturas y luxaciones. Pero, a la vista de las instrucciones de los médicos, no resulta extraño que ninguno de ellos se haya decidido a demandar a la policía. Es tal su miedo, que algunos ni siquiera se han atrevido a acudir al hospital; han preferido conformarse con los cuidados más discretos de los curanderos.
No obstante, varios sí han accedido a contar su situación a algunas ONG. De ahí que las autoridades intenten silenciarlas. Ayer mismo, la policía irrumpió en la casa del activista Hamad Hamad cuando unos periodistas lo entrevistaban. Los agentes afirmaron que, para hablar con la prensa, los defensores de los derechos humanos necesitaban un permiso especial del Gobierno de Rabat, y ordenaron a los reporteros que abandonaran el domicilio de inmediato.
Los activistas temen que cuando los medios de comunicación llegados a El Aaiún para el regreso de Aminetu Haidar abandonen la ciudad -y la mayoría lo ha hecho ya-, la policía recrudezca la represión contra ellos. Djimi El Ghalia, presidenta de una ONG, quiso hacer un llamamiento a través de EL PAÍS "para que el apoyo que la sociedad española ha mostrado hacia Aminetu Haidar siga vivo en favor de todos los defensores de los derechos humanos".
La salud de Haidar, a quien los agentes mantienen confinada en su casa del barrio de Zemla, ha empeorado ligeramente en las últimas horas: tiene algo de fiebre y la tensión baja. No obstante, accedió a hacer una breve declaración por teléfono. "La mía", dijo, "es una situación de encarcelamiento. Los marroquíes quieren decirle al mundo que estoy aislada, que estoy sola, que el Sáhara no está conmigo. Pero no lo van a conseguir. Los saharauis están conmigo. Todos opinan como yo, pero no lo manifiestan porque tienen miedo".
martes, 22 de diciembre de 2009
Miedo a la policía en El Aaiun
11:41
AS. Juvenil Lágrima Saharaui
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