domingo, 17 de enero de 2010

Continua el seguimiento y asedio sobre Aminatu Haidar en El Aaiún


Aminatu Haidar comienza a salir ya de su casa tras un mes de su regreso a El Aaiún

La tensión que rodeó su llegada a El Aaiún, capital administrativa del Sahara Occidental, ha dado paso ahora a una calma chicha, a pesar de que su casa sigue cercada por las fuerzas del orden marroquí. La activista Aminatu Haidar cumplirá mañana por la noche un mes tras su regreso a la capital de la ex colonia española tras superar una dura huelga de hambre en el aeropuerto de Lanzarote, donde fue expulsada por Marruecos el 14 de noviembre.

Erena Calvo (ACN) [Sábado, 16 de enero de 2010]

Haidar aterrizaba ese día en el Sahara Occidental después de recibir en Nueva York el Premio al Coraje Civil de la Fundación Train. No situó a El Aaiún en Marruecos ni se identificó como marroquí en la ficha de control de pasajeros. Y aunque tanto ella como su entorno aseguran que había actuado de la misma manera en varias ocasiones, ésta la valió la expulsión.

El pasado 17 de diciembre, Marruecos accedía a su regreso tras intensas negociaciones diplomáticas con Francia y España, en las que también intervino Estados Unidos. Su vuelta convirtió a El Aaiún por una noche en una fiesta en la que participaron cientos de saharauis, que se concentraron en el barrio de la activista para darle la bienvenida lanzando proclamas saharauis.

Para evitar que “actos de esta naturaleza” vuelvan a repetirse “poniendo en peligro la seguridad de la ciudad” y “perjudicando la actividad de nuestras arterias comerciales”, se ha mantenido hasta ahora el cerco policial que sigue rodeando la casa de la activista, señalan fuentes locales de la wilaya (gobierno) de El Aaiún.

Las mismas fuentes aseguran que Haidar no está en situación de arresto domiciliario. “Entra y sale de su casa cuando quiere, la vigilancia de las fuerzas del orden sólo tratan de evitar altercados”.

Lo cierto es que una barrera de policías y militares de las Fuerzas Auxiliares bloquea los accesos a la casa de la activista, donde sólo pueden entrar sin problemas hasta el momento sus familiares más cercanos, y “cuando la vigilancia se despista” también amigos y camaradas de Haidar.

La activista, apodada como la Ghandi saharaui, ha podido salir ya de su casa en varias ocasiones. “Ha salido al hamman, los baños tradicionales, alguna vez a hacer compras y a casa de algunos de sus compañeros de activismo, como la de Hamad Hmad o Djimi El Galia”, cuenta un familiar muy próximo que prefiere guardar el anonimato por miedo a represalias.

“Sí es cierto que ha salido ya de casa, pero en todas sus excursiones es perseguida por la policía”, cuenta su amiga El Galia, vicepresidenta de la Asociación Saharaui de Víctimas de Violaciones Graves de los Derechos Humanos (Asvdh) al tiempo que se congratula de que “su salud va mejorando poco a poco y se está recuperando de su huelga de hambre”.

Contactar a Aminatu, en cualquier caso, “es imposible en estos momentos”, cuenta su compañero y también activista Bachir Lejfani. “Ni fuera de su casa, ni por teléfono, ni por ningún medio; su médico según nos cuenta la familia le ha prohibido hacer declaraciones hasta dentro de un tiempo para que no sufra sobresaltos”.



Circula libremente por el Aiún escoltada por policías secretas

Haidar asediada pero no arrestada un mes después de su regreso a El Aiún

La Gandhi saharaui, Aminetu Haidar, continúa asediada por la policía marroquí desde que regresó a El Aiún el pasado 18 de diciembre tras 32 días de huelga de hambre, aunque ya no se encuentra en arresto domiciliario.

Beatriz Mesa. El Aiún (Sáhara Occidental) - 16-01-10

La activista saharaui, Aminetu Haidar

La activista saharaui lleva días saliendo de su casa- siempre acompañada de su prima porque a veces tiene dificultades de mantener el equilibrio- para realizar las visitas a sus camaradas de la lucha de la defensa del pueblo saharaui que aún no pudieron verla. Aquellos que lo intentaron acabaron “expulsados y zarandeados con fuerza”, dice Djimi El Galia, la amiga íntima de la activista. Sin ir más lejos, Chiref El Garhi, compañero de prisión de Haidar en los años plomo, ciego de nacimiento, intentó acceder a su vivienda y las autoridades se lo impidieron, y fue golpeado, según denunció a la Asociación Saharaui de las Víctimas de Graves Violaciones de los Derechos Humanos (ASVDH).

Sólo los familiares más cercanos están autorizados a acceder a la vivienda de Haidar aunque dejando antes por escrito el nombre y el número del carné de identidad. “Hace cuatro días me visitó y me quedé sorprendido por lo delgada que estaba, aunque más sorprendido me quedé cuando acorralaron mi casa los agentes de la seguridad”, manifestó a la Cope, Hamad Hamad, defensor de los derechos humanos. Haidar circula libremente por el Aiún, pero siempre “escoltada” por un cortejo de policías secretas que controlan todos sus movimientos. “Lo hacemos para evitar aglomeraciones de saharauis en torno a ella. No queremos que se produzcan manifestaciones”, comentaron fuentes oficiales de la wilaya de la capital del Sahara Occidental.

La casa de la Gandhi saharaui se encuentra en el barrio de Zemla, la antigua Casa Piedra. Los vecinos se dispersan cuando ven a esta periodista pasear por la avenida principal de este pequeño barrio donde los policías secretas no se dan tregua. Al asedio día y noche. “¿Acaso tienes acreditación para estar aquí? Debes marcharte enseguida. Está prohibido” comenta uno de los agentes. Hay una veintena que no despegan la vista de la cámara fotográfica. “El caso de Haidar es excepcional”, justifica otro de ellos. Los negocios de Zemla- carnicería, farmacia, locutorios o carpinterías- están abiertos al público, pero no hay un alma que en el último mes se haya atrevido a acercarse hasta aquí. “La gente tiene miedo” manifiesta un vecino de un taller de coches que se encuentra a pocos metros de la vivienda de Haidar.

La salud de la activista es estable. Según un familiar, ya comenzó a comer algo de carne de camello después de varias semanas alimentándose a base de sopas y purés. La activista no accedió a hacer declaraciones a los medios desplazados a El Aiún por teléfono, tampoco vía email porque “si lo hacía, tenía que responder al resto de periodistas que igualmente se han interesado en entrevistarla”, manifestó en una respuesta a un email que esta periodista le envío con preguntas sobre su estado de salud, la causa saharaui, el advenir de la lucha por los derechos humanos y el plan de autonomía que Marruecos ha ofrecido a la región del Sáhara. “Créeme que es un gran placer poder ofrecerte este servicio, pero si hago esta entrevista el resto de periodistas se enfadarán conmigo y son muchos", manifestó. Su compañero, Bachir Lejfani, asegura que el médico le desaconsejó que hablara a los medios de comunicación “durante el proceso de recuperación”.

Desde la Wilaya de El Aiún-que equivaldría a una alcaldía en España-los funcionarios declinan hacer declaraciones sobre el tiempo que Aminetu Haidar pasará controlada por las fuerzas de seguridad. Se limitaron a señalar que “Marruecos está avanzando en el respeto de los derechos humanos y que el día en que se llegue a un acuerdo con el Polisario, habrá amnistía en el territorio”. Según Djimi El Galia, “el plan, para que sea aceptado por nosotros, debe contemplar el derecho a la autodeterminación”. “Ha pasado mucho tiempo y la solución debe ser inmediata, pero sin armas, hay que evitar entrar en una guerra porque ésta siempre deja huérfanos”, comentó Bachir Lejfani. Para algunos saharauis tránsfugas- los que regresaron de los campamentos de refugiados en Tindouf (Argelia)- la autonomía es una solución viable siempre que “Marruecos comience desde ya a respetar la dignidad de la población saharaui, sus derechos. Debe ganarse nuestra confianza.

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