miércoles, 27 de enero de 2010

Continúan detenidos los siete activistas saharauis


Ali Salem Tamek (37 años), Brahim Dahan (45 años), Degcha Lachgar (50 años), Ahmed Nasiri (39 años), Yahdih Etarruzi (29 años), Saleh Lebuihi (37 años) y Rashid Sgair (37 años) a la espera de su comparecencia ante un tribunal militar de Rabat, Marruecos, después de haber finalizado el juez de instrucción del mismo su informe final sobre los resultados de los interrogatorios preliminares a los que fueron sometidos los presos de conciencia en medio de un minucioso dispositivo de estrecha vigilancia por parte del aparato de inteligencia marroquí.

Desde que oficialmente ingresaron en situación de prisión preventiva el 16 de octubre de 2009 en la citada cárcel, los presos de conciencia saharauis son víctimas de un feroz ataque lanzado por el estado marroquí contra ellos y contra los defensores saharauis de los derechos humanos. Los activistas han sido aislados del mundo exterior deliberadamente por parte de la comisaría general del departamento de prisiones y reinserción, siendo ubicados en celdas tan pequeñas que no exceden los 4 metros cuadrados de superficie y que normalmente son destinadas para castigar a los presos, en un ala especial aislada del resto de la de prisión, a la vez también se le practicó la detención y castigo a Degcha Lachgar confinándola en una estrecha celda desprovista de los mínimos requisitos humanitarios en el ala para mujeres de dicha cárcel.

Estos presos políticos están siendo objeto de una intensa y minuciosa vigilancia basada en la observación de sus celdas, siendo acosados y sometidos a inspecciones permanentemente, privándoles además del contacto con sus familiares y sus abogados, tanto por teléfono, como por correspondencia y también de la visitas directas, incluso se les priva de la toma de medicamentos para sus patologías y de alimentos que les son perentoriamente necesarios, lo que en la actualidad está causando el agravamiento de su salud y lesiones por diversas patologías crónicas que padecen, entre otras cosas, debido a la humedad al frío y la falta de medios de limpieza, habiéndoseles negado incluso el poder tomar una ducha de agua caliente, lo cual está garantizado por las reglas mínimas para el tratamiento de los reclusos de la ley 23 / 98 que rige en las cárceles de Marruecos.

Sobre esta base los presos de conciencia saharauis están siendo objeto severos castigos, supervisados por la delegación general para la administración de prisiones y la reinserción y en coordinación directa con los servicios de inteligencia de Marruecos, destinados a sembrar el terror entre ellos e intimidarlos, mediante prácticas vejatorias que son degradantes para la dignidad humana. Por otra parte se les amenaza con la comparecencia ante el tribunal militar con falsos cargos, que podrían tener graves consecuencias traducidos en duras e injustas sentencias.

Después de transcurridos 4 meses y 15 días de su detención los presos políticos sufren en un pabellón desprovisto de las mínimas condiciones humanas, y donde la administración penitenciaria de esta prisión continúa torturándoles física y psicológicamente sin tener en cuenta su estado de salud, ni las patologías crónicas y graves que sufre cada detenido en particular y que son las siguientes:

Degcha Lachgar, con número de presa 50016 fue víctima de secuestro y tortura durante 10 años. Actualmente está encerrada en una pequeña celda, expuesta a un acoso constante por parte de algunos funcionarios de la prisión y también de algunas presas comunes, según lo informado por su familia. Sufre de serios problemas psíquicos, difíciles de evaluar desde su ingreso en prisión, sobre todo, después de que se ha negado a tomar alimento ni siquiera el que le traen sus familiares. Degcha grita continuamente por el estrés y las prácticas y tratos vergonzosos y degradantes a los que se enfrenta, sin ningún tratamiento médico o la atención de un psiquiatra como consta en el artículo 25 de las reglas mínimas para el tratamiento de los reclusos en el control de la salud física y mental de estos, lo que puede causar fatales consecuencias, si continua en la cárcel, en especial en la situación de esta prisión.

Ali Salem Tamek con número de detenido Nº 50010. Ha recibido numerosos premios internacionales, tanto en España como en Argelia, por su labor en pro de los derechos humanos, ha sido detenido en varias ocasiones por motivos políticos pasando por 6 cárceles marroquíes diferentes, realizando y participando en decenas de huelgas de hambre en las prisiones locales de Inzegán, Salé y Ait Mel.lul en Marruecos y en La Cárcel Negra de El Aaiún, Sahara Occidental. Sufre de asma y alergia, padece del estómago, de hemorroides y reumatismo, y de problemas en el tracto urinario.

Brahim Dahan con número de detenido Nº 50014. Recibió el premio Sueco “Per Anger” en el año 2009. En el año 1987 fue víctima de un secuestro forzoso y desaparición que duró alrededor de 4 años. También fue detenido por motivos políticos en 2005 por participar en las primeras manifestaciones de la Intifada de ese año. Padece del estómago, de problemas en el pecho, de dolores de cabeza y de reumatismo.

Ahmed Nasiri con número de detenido N º 50015 expreso político secuestrado en varias ocasiones, aquejado de fuertes dolores de cabeza y reumatismo.

Yahdih Etarruzi con número de detenido Nº 50012. Ex preso político, realizó numerosas huelgas de hambre en La Cárcel Negra de El Aaiún, Sahara Occidental. Sufre de patologías cardíacas, de estómago, dolor de cabeza y también de los huesos y articulaciones.

Saleh Lebuihi con número de detenido Nº 50011. Está aquejado de dolores de cabeza y de intenso dolor en las articulaciones debido al reumatismo a causa de la excesiva humedad.

Rashid Sgair con número de detenido 50013 fue sometido a tortura y malos tratos en varias ocasiones por parte de la policía marroquí en Dajla, Sáhara Occidental. Sugre patologías cardiacas, reumatismo y dolores de espalda.

El Aaiún / Sáhara Occidental: Enero 23 de Enero 2010

Despacho ejecutivo de la agrupación de los defensores saharauis de los Derechos Humanos. CODESA



YO TAMBIÉN SOY TRAIDOR

Cualquier persona de buena voluntad, no puede quedar impasible ante las injusticias cometidas contra sus semejantes. Por eso hoy me siento muy triste e indignado. Siete personas, seis hombres y una mujer, se encuentran encarcelados en la cárcel de Salé-Rabat esperando ser condenados por un tribunal militar marroquí por “atentado contra la integridad territorial”, “traición a la patria” y “colaboración con el enemigo”. Debo puntualizar que todos ellos son saharauis y que los condenan por haber ido de visita a los campamentos de refugiados saharauis en Tinduf.

Cuando hablamos del régimen marroquí, tenemos que olvidarnos de hacer análisis con mentalidad occidental. Debemos partir de la base que el rey gobierna ese país como si estuviese en la edad media. Es soberano absoluto de todo lo que acontece en ese territorio.

En Marruecos tienes la categoría de ciudadano mientras te consideres súbdito del rey, de lo contrario, tu suerte siempre será adversa. Por eso no debemos extrañarnos de los acontecimientos que están ocurriendo y que ocurrirán en el vecino país. Sobre todo cuando nos referimos a los saharauis, que ni fueron, ni son, ni serán nunca súbditos del faraón de Rabat.

La integridad territorial que tanto defiende el régimen no tiene ningún valor para el pueblo saharaui. Es más, la obviamos porque no somos marroquies. Si lo que ellos pretenden es que reconozcamos que el Sahara Occidental, nuestro país, es parte de Marruecos van por el camino equivocado. Aunque los voceros del régimen defienden la marroquinidad del Sahara, mienten. Ni la misma comunidad internacional reconoce la soberanía marroquí sobre el territorio y hay cientos de documentos que lo certifican. Las resoluciones de la ONU hablan de territorio no autónomo pendiente de descolonización. Queda claro que la última palabra la tiene el pueblo saharaui, es solo él quien debe decidir su futuro. Ya el Tribunal Internacional lo certificó en 1975, el Sahara Occidental nunca formó parte del reino de Marruecos ni del conjunto mauritano, por lo que nada impide el derecho de autodeterminación de ese pueblo. Y lo más importante es que los saharauis sabemos que en la historia de nuestro pueblo nuestros antepasados nunca rindieron pleitesía a los sultanes de Marruecos. Es lo mismo que decir que nunca fueron vasallos de las diferentes dinastías marroquies, por lo que siguiendo su propia lógica, si no eres súbdito, no eres marroquí.

Dice el gobierno de Marruecos que los siete detenidos en Rabat son traidores a la patria. Los saharauis no nos sentimos marroquíes porque no lo somos. No es nuestro país y lo decimos claramente. Es verdad que amamos profundament
e a nuestra patria, el Sahara Occidental. Hemos aceptado realizar todos los sacrificios para lograr vivir en libertad. Por eso acusamos a Marruecos de lo que hace diariamente. Lo acusamos de ocupar nuestro territorio, de construir un muro de más de 2600 kilómetros que divide nuestro país, de perseguir y torturar a nuestros ciudadanos, de encarcelar impunemente a nuestra juventud, de reprimir cualquier acto de protesta, de indocumentar a los activistas pro derechos humanos, de expoliar nuestras riquezas, de trasladar colonos hacia nuestras ciudades, de expulsar a saharauis de renombre internacional, de prohibir la visita de delegaciones internacionales, de no permitir el trabajo de los periodistas no afines al régimen. Son muchas las ilegalidades cometidas por Marruecos en nuestro país y como saharauis amantes de nuestro país y de la libertad, estamos obligados a denunciarlas. Los conceptos utilizados por los marroquíes se contraponen a los nuestros. Mientras los detenidos en Rabat, son considerados traidores por el ocupante, para los saharauis son verdaderos hijos de su pueblo que no han dudado en poner en riesgo su vida para defender los derechos de su pueblo.

En cuanto a la acusación de colaboración con el enemigo, podemos tomarla como una broma pesada, si no fuera un asunto tan serio. Debemos recordar que los siete acusados venían de los campamentos de Tinduf, donde viven los saharauis que tuvieron la suerte de no ser exterminados por las hordas marroquíes en los años setenta del siglo pasado y sus descendientes.

Durante su estancia en los campamentos tuvieron la oportunidad de visitar a diferentes familiares a los que no veían desde hacia años. También pudieron constatar cual era la situación de los ciudadanos saharauis que viven en la inmensidad del desierto, con penurias, pero con la dignidad intacta. Visitaron todos los campamentos donde fueron recibidos como verdaderos héroes y pudieron informar de la situación real de los saharauis en los territorios ocupados. Por supuesto que hablaron de las violaciones que sufren los saharauis por parte del ocupante marroquí, de las cárceles, de las torturas, de todos los males que produce la ocupación. Solo comunicaron a sus compatriotas la realidad que se vive el las ciudades saharauis donde impera la fuerza del invasor.

Soy saharaui y amo profundamente a mi país, el Sahara Occidental. No reconozco al Sahara como parte de Marruecos. Digo públicamente que no soy marroquí y acuso a Marruecos de ser un invasor y violador de los derechos humanos de mi pueblo. Viajo a los campamentos y hablo con mis familiares y amigos. Siempre he considerado que era mi deber como ciudadano saharaui y nunca me he sentido traidor, al contrario, estoy orgulloso de hacerlo. Si eso es un delito, pido que me añadan a la lista de los siete detenidos en Rabat.


Somos miles los” traidores”.

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