jueves, 28 de enero de 2010

Marruecos condena a otro militante saharaui por reivindicar el referéndum


Bilbao. Tal y como temía la abogada de Aminatu Haidar, Inés Miranda, el pasado miércoles la Corte de Apelación de El Aaiún confirmó la sentencia condenatoria del joven saharaui defensor de los Derechos Humanos Cheik Ameidan, por "atentar contra la cinta transportadora de fosfato" en una concentración pro-autodeterminación en 2006, si bien la defensa y el acusado insistieron en que él no intervino en ningún delito, y que su declaración fue firmada bajo tortura. Esta sentencia se produce mientras algunos colectivos saharauis denuncian también el agravamiento del estado de salud de los presos del Grupo de los 7.

El Sahara Occidental, como indicó a DEIA Inés Miranda, "no vive ni un minuto de paz". En el caso de Cheik Ameidan, señaló en el juicio del miércoles que "fue obligado a firmar una declaración que no había leído bajo torturas", práctica habitual por parte del Gobierno marroquí, según la letrada grancanaria. Al parecer, en el interrogatorio el presidente del tribunal desoyó las alegaciones del imputado, insistiendo en varias ocasiones al mismo sobre su autoinculpación mediante la declaración firmada ante el Procurador del Rey. Ante ello, Ameidan replicó que firmó la declaración "por miedo a las amenazas del Procurador", pero al final dicha acusación interesó una sentencia condenatoria superior a la recaída en primera instancia, concretando su petición en seis años de privación de libertad.

Miranda calificó ayer de "un absurdo, un teatro" este proceso, a manos de un tribunal "que no sólo no tutela, sino que vulnera todos y cada uno de los Derechos Humanos", entiende. Así, sus expectativas sobre el juicio de apelación que tendrá lugar el 8 de febrero contra diez jóvenes defensores de Derechos Humanos, por concentrarse en apoyo a Haidar, son similares a las de Ameidan.

Entre sus alegatos, la defensa su-brayó que Cheik, de 26 años de edad, desde la fecha de los presuntos hechos hasta su detención, había residido durante más de dos años en El Aaiún, y nunca fue reclamado por la policía marroquí hasta agosto de 2009, cuando regresó de un viaje de Mauritania y fue sorpresivamente detenido y, continuaron, fue después torturado e ingresado en prisión, donde permanece hasta la actualidad.

Los siete presos políticos saharauis relacionados con Haidar, en la temida cárcel de Sale desde octubre, ven empeorar su estado de salud, especialmente Degcha Lachgar, quien se halla en una pequeña celda, "expuesta a un acoso constante por parte de algunos funcionarios de prisión y de presas comunes por drogas, robo... Se trata de un método psicológico empleado de forma recurrente por el Gobierno marroquí", denunció a DEIA el escritor saharaui Bahia Awah. "Cada uno tiene una enfermedad, sobre todo por las secuelas de los años de plomo de Hassan II, con cárcel y torturas", describió el poeta.

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